Si eres comercial de ventas de compañías tecnológicas y startups, habrás tenido que sufrir el realizar demos con prototipos “pillados con pinzas”.
Habrás escuchado una y otra vez, a los techies remarcando lo importante que és que primero pulses el botón A, porque si lo haces con el B, el prototipo petarà. Que en ningún caso hagas ninguna acción con tu prototipo hasta más de 10 segundos después de encenderlo porque sino petará...
También habrás tenido que llamar al departamento técnico de tu empresa para solucionar en caliente algún problema de tu demo, mientras tu potencial cliente espera y te mira con cara de resignación…
Así pues, todo comercial que tiene que vender con una demo/prototipo, debe aprenderse al dedillo el camino funcional del producto que tiene que mostrar, y rezar para que en esa ocasión el cliente no perciba las flaquezas de lo que se vende.
Ese es un problema habitual de las PoC (Proof of Concept), que a menudo se dedican pocos recursos y se hacen sin las medidas necesarias para asegurar que el prototipo puede por lo menos realizar un serie de funciones con garantías.
Eso no sucede si el fabricante de esa PoC ha testeado correctamente todas las funciones necesarias, y ha invertido tiempo en cada uno de los componentes que conforman dicha prueba de concepto.
Existen empresas especializadas en “Proofs of Concept” que tienen un amplio repositorio de herramientas ya probadas, que les permiten realizar prototipos 100% funcionales, simplemente uniendo las piezas necesarias. Eso es a lo que en INDALTER llamamos “Protosofia”: Reutilización de componentes diseñados y creados precisamente para esa reutilización. Eso es, el arte de prototipar.
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